Breviario
Una rara expresión yiddish puede significar mucho más que el nombre de un restaurante judío en París.
© Maciek Nabrdalik • VII Network • Corbis
En Le Marais, el barrio bohemio chic de París, existe un restaurante de comida judía centroeuropea llamado Pitchipoi. El negocio anuncia en la cartelera de entrada que este extraño y sonoro vocablo proviene del yiddish. También puede leerse allí un divertido breviario del idioma y algunas características de los judíos polacos o rusos que, según se muestra en la cartelera, vivían en pintorescos y apacibles shtetls asentados en medio de los campos de Europa del este. Las imágenes en las paredes del restaurante y en las cartas del menú evocan un mundo amable lleno de personajes entrañables al estilo de Isaac Bashevis Singer –como la yiddishe mame, la matriarca entrada en carnes que desde la cocina prepara delicias y aconseja a los suyos en un melindroso tono de regaño; o el bobo del pueblo y la casamentera chismosa–.
Por todo esto, la palabra “Pitchipoi” podría pasar como un divertido y pícaro giro yiddish, sacado de ese idioma cargado de ternura, especialista en asignar apodos y sinónimos para las situaciones más variadas de la vida cotidiana, y que quedó prácticamente en desuso luego de la Segunda Guerra Mundial. La palabra, sin embargo, encierra una historia muy distinta.
En 1942 los judíos franceses que eran recluidos en el campo de Drancy, en las afueras de París, desconocían cuál sería su destino final. Los recién llegados veían salir los trenes llenos de gente y preguntaban a los guardias a dónde los llevaban. “A Pitchipoi”, contestaban estos. Los detenidos no podían más que especular entre ellos acerca de cuál sería la ubicación de ese extraño lugar. Los niños pensaban que Pitchipoi era la última parada de los trenes, queriendo otorgar algo de magia a ese lugar incierto. Para algunos adultos era el nombre de un gueto polaco o un lugar de trabajos forzados; para otros daba lo mismo, el desenlace parecía ser siempre la desgracia.
Después de la guerra, cuando el mundo conoció el horror de los campos de concentración, Auschwitz empezó a ser designado por los judíos franceses como Pitchipoi, en alusión al engaño y la humillaci...
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Desde hace unos años se dedica al estudio de la joyería tradicional colombiana. Está próxima a publicar su libro "Somos hijos del oro. Testimonios de la cultura del oro y la joyería tradicional en el Chocó".
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