El de la promoción de la lectura es uno de tantos consensos sobre las necesidades del país que parece tener una dinámica de comatoso. Todo el mundo habla de que un país que vaya para alguna parte debe leer mucho más de lo que leemos los colombianos, pero una vez se aplican las políticas para promover la lectura, los resultados son mínimos, cuando no negativos. Sí, el analfabetismo ha sido casi derrotado en Colombia, aunque este casi no deja de representar una deshonra para el país. También hay que celebrar que se estén abriendo bibliotecas públicas, sobre todo en Medellín y, en años anteriores, en Bogotá. De resto, no hay mayores razones para poner a enfriar la champaña.
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Marzo de 2007
Edición No.77
Publicado en la edición
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