Foto cortesía de María del Rosario Castillo
En 1934, en la página social de El Espectador, comenzó a salir publicada sin firma una columna ingeniosa, divertida y picante. Para muchos lectores resultaba inconcebible que la columnista fuera una muchacha goda, de apellidos, que pasaba sus tardes codeándose con una non sancta redacción de puros hombres. Emilia Pardo Umaña había dejado las clases de piano y abandonado su puesto de enfermera, tras ser tentada por el bicho del periodismo. Desde su columna, “Joya”, como la llamaban sus amigos, criticaba y bromeaba con astucia sobre la vida nacional. Pasó por la redacción de El Siglo, colaboró con El Tiempo, escribió libretos para la HJCK, fue cofundadora del Círculo de Periodistas de Bogotá, vivió en el exilio y murió con un cigarrillo encendido en la mano. En la foto aparece con sus compañeros de redacción de El Espectador y al lado de Laureano Gómez.
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Agosto 2015
Edición No.166