Crónica
Venezolanos en Colombia
Las cifras son alarmantes, pero insuficientes para transmitir lo que la inmigración masiva supone para cientos de miles de venezolanos. Estas cuatro crónicas arrojan luz sobre las leyes, las fronteras, las familias, la gastronomía y los acentos de la variopinta diáspora vecina.
Manifestantes venezolanos reunidos en la plaza de Bolívar de Bogotá para protestar contra la Asamblea Constituyente, 2017
La gran familia de expatriados que se aglutina en los suburbios de Bogotá ha encontrado en un abogado, también exiliado, la esperanza de regularizar su situación migratoria.
1.
Gerardo Aponte Carmona llegó a Bogotá procedente de Porlamar, isla de Margarita, a comienzos de 2015 con solo 1.000 dólares en el bolsillo, dos maletas y un ejemplar de la Constitución Política de la República de Colombia.
La Constitución debió bajarla de la red en versión pdf. Comenzó a leerla, haciendo anotaciones, en el vuelo que lo trajo de Maiquetía a El Dorado.
Dejaba atrás a su esposa, una hija de catorce años y una destacada posición como rector de la Universidad de la Isla de Margarita, a la que había llegado a comienzos de la década pasada, cuando tenía cuarenta años. Las amenazas de muerte que venía recibiendo y el cerco al que lo sometían los organismos de seguridad del Estado desde hacía semanas no dejaban lugar a dudas y hubo de tomarlos en serio. Se completaba con ellos un acoso social y económico que comenzó cuando, por presiones gubernamentales, las autoridades de la universidad le solicitaron la renuncia. ¿Qué había sucedido?
A medida que, todavía en vida de Hugo Chávez, las políticas para educación superior de la “revolución bolivariana” se tornaban cada vez más sectarias y opresivas, Aponte se resolvió a combatirlas en el seno mismo del Consejo Nacional de Universidades, en el que ocupaba una silla como rector.
Hay que decirlo todo y, en esta materia, el de Aponte es el mismo abordaje abrasivo y pugnaz con el que, recién recibido de abogado por la Universidad Católica Andrés Bello de Caracas apenas cumplidos los 20 años, se hizo en poco tiempo de un lugar prominente entre los penalistas venezolanos.
Aponte escribe sus alegatos con la prolija propiedad del profesor de derecho constitucional que era en la universidad insular (al mismo tiempo que rector), y usando a menudo vocablos y giros ya en desuso, tales como “allende lo expuesto”. “Son giros que visten mucho, no me lo niegues: sobre todo si se usan con propiedad”, dice con una sonrisa qu...
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Tiene una columna semanal en El País de España. Su última novela es "Simpatía por King Kong".
Septiembre de 2017
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