Entrevistas
Un director, una productora, un libretista y un crítico, cuatro pesos pesados de la industria en Colombia, hablan de los retos que enfrenta la caja boba (y de los que no) ante el reciente auge de la televisión por demanda. ¡Que comience el debate!
Ilustración de Juan Gaviria
Omar Rincón (Maripí, Boyacá, 1961). Ensayista y crítico de televisión. Columnista de El Tiempo, candidato a doctor en ciencias humanas y sociales de la Universidad Nacional de Colombia. Es profesor asociado y director del Centro de Estudios en Periodismo (CEPER) de la Universidad de los Andes, y consultor en comunicación para América Latina de la Fundación Friedrich Ebert de Alemania. Profesor invitado en Argentina, Chile y España, entre otros países.
El ecosistema de las pantallas
Es un ritual sencillo. Llegas a casa, dejas el cerebro en la mesa de noche, prendes la televisión y entras en modo de descanso por una o dos horas. (Incluso los hipsters que desprecian el aparato lo hacen, ¡solo que ellos ven fútbol en lugar de melodramas!) La televisión abierta seguirá existiendo de por vida porque responde a una necesidad que las otras pantallas no suplen: la relajación. Hace décadas hubo un camino truncado para la televisión porque los programadores pensaron que debía ser educativa y cultural. Es cultural y educativa como fenómeno, pero no porque exhiba manifestaciones folclóricas ni porque pretenda instruir. Su gran valor ha sido el entretenimiento y para la audiencia popular no hay nada mejor que eso.
En ese sentido, la televisión abierta nacional no está en decadencia frente a la televisión por demanda. Coexisten, pese a la multitud de esnobs en los medios que anuncian su muerte y proclaman la victoria de Netflix, diciendo que esta o aquella serie de la plataforma fue un éxito. Yo no me creo ese cuento, a mí que me lo demuestren con números. Las únicas pruebas que tenemos a la mano son que esa empresa produzca más temporadas de sus series y la velocidad con que lo haga. Por ejemplo, Netflix asegura que Narcos fue exitosa; tal vez en España, porque allá creen que América Latina es como la pintan en ese programa. Pero lo concreto es que se demoraron mucho en hacer la segunda y la tercera temporada. House of Cards sí que fue exitosa: tres temporadas rapidísimo. La cuarta fracasó porque, ¿para qué ver House of Cards si en la vida real tenemos a Trump, que es má...
El contenido de esta sección está disponible solo para suscriptores
Diciembre de 2017
Edición No.192
Publicado en la edición
No. 213La capital del Valle, presidida por un Cristo Rey, es regida de día y de noche por el mismísimo Belcebú, que campea a sus anchas por los burdeles y el estadio de fútbol. [...]