Uchuba

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Enero 27 2021

“Señor, ¿cómo se le ocurre?”, me dijo el administrador de un Carulla cuando le hice caer en cuenta de que en su almacén anunciaba erróneamente varias frutas, entre ellas la curuba. Antes, cuando fui a coger los cubios para una sopa de verduras y hortalizas que cocino, había visto las chuguas y las hibias.

Y al empezar a escribir esta nota, buscando esclarecer el asunto, me imaginé los rayos y centellas que me caerían no de las academias sino de las grandes superficies. Afortunadamente, respecto a estas últimas no hay discrepancias en las ortografías de los nombres propios: a cada uno como le plazca. A sus empleados, para un registro, los he visto escribir “Albaro Urive”.

Mas como siempre me he animado a averiguar lo poco que puedo acerca de los originarios pobladores de esta sabana y lares circunvecinos, insistí y llegué, he llegado, a este proceso acumulativo que continuará. Si no he podido con el español, quién sabe cómo me irá con el muisca. Recurriendo a algunas investigaciones sobre la lengua muisca, pude concluir que la palabra “uchuba” es más cercana a la realidad ortográfica que “uchuva”. La desinencia “-uba” es muisca y en una de sus acepciones significa “flor”.

Esto puede llamar la atención de quienes dan por sentado que “uchuba”, la supuesta hermana perdida de la uva, se escribe con v y nunca con b. A ellos les puede parecer horrible en su creencia de que quizá por tener aspecto relacionable con el de la uva, aun con su color amarillo o naranja, se debe llamar “uchuva”. ¡Vaya!

Entonces, escribir “uchuba” no es un error de ortografía. La palabra proviene del muisca, idioma que hablaron los pobladores originales de esta parte de Colombia, quienes así bautizaron ese fruto amarillo tan conocido hoy y que nada tiene que ver con las milenarias uvas. Genéticamente, ambas frutas son muy diferentes; además, la una viene del Medio Oriente y la otra es tan nuestra como los cubios, las hibias y las curubas.

Cito la definición de la terminación que dio Rufino José Cuervo: “...Y de varios en -uba, -ubo que parecen formados de uba, flor, grano, como curuba, uchuba, cucubo, hay otras palabras que probablemente son chibchas”. El concepto es ratificado por Luis López de Mesa en su Escrutinio sociológico de la historia de Colombia: “A esto habría que agregar... piñas, pitahayas, chirimoyas... papayas, mameyes, uchubas (o phiysalis), corozos y pasifloras”.

 Mi profesor de español, Julio Tobón Betancourt, en sus Colombianismos la escribe con v y no da mayores detalles definicionales. En cambio, el abogado y profesor Mario Alario di Filippo lo hace con b: “Uchuba. (phisalis dulis) f. Col. Planta de la familia de las solanáceas. Su fruto, que lleva el mismo nombre, es de color amarillo encendido; envuelto en un capullo y del tamaño de una cereza. Es muy grato al paladar. ‘Uchuba’ es voz chibcha, según Cuervo, en la que ‘uba’ significa ‘flor’, ‘grano’ ”. Como dice Di Filippo, las uchubas saben bien. Pero a mí me saben mejor con b de chibcha que con v de uva. Y para congraciarme en algo con el vecino del supermercado, diré que además son baratísimas.

—Álvaro Uribe

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