Esta edición fue tornándose más y más oscura a medida que avanzaba su confección. Seamos sinceros para variar: no hubo una intención inicial de reunir textos que sobresaltaran al lector por estar llenos de personajes sórdidos, escenas melancólicas, aberraciones criminales, filicidios y falsificaciones.
Podríamos culpar a los efluvios de finales de octubre –momento en que estábamos trabajando en pleno– por los estigmas del material que fue llegando a nuestras manos.
Más allá de los temas, las formas de abordarlos fueron también señalando coincidencias: la dificultad de decir “esto es un cuento” y “esto es una crónica” y “esto es un ensayo” y “esto es un tratado” se hizo patente. No es que en esta revista tengamos una manía clasificatoria; los escritores se suelen ajustar a los géneros para hacer comprensible un mensaje en términos más o menos convencionales. En este caso, sin embargo, abundan los textos degenerados, que con acierto infringen o falsean esas convenciones. Estamos seguros de que el lector disfrutará de esos disfraces.
Abogado y literato, becario de la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano. Es el editor de la revista El Malpensante.
Noviembre 2018
Edición No.202