Crítica
Un hombre cisgénero y heteronormativo es invitado a presentar el libro sobre feminismo de una popular autora colombiana. En el proceso surge, como una chispa incendiaria, la palabra “fundamentalismo”.
No tengo claro el motivo por el cual a un hombre cisgénero, propietario de la misma sexualidad con la que nació; heteronormativo, que piensa que hablar de hombres y mujeres no debe causar indignación moral; binario, sea eso lo que sea; blanco, y que tiene como profesión explicar cosas, digo, no tengo claro por qué a un man[1] así lo invitan a presentar el libro de la feminista Catalina Ruiz-Navarro, Las mujeres que luchan se encuentran.
Yo fui el primer sorprendido. Durante varios días luché con el libro; sentí que varias de las categorías se aplicaban a mí. Fui objeto de microagresiones; el libro me excluía al tiempo que me hablaba directamente. Me pregunté si debía polemizar con las ideas consignadas en tinta rosada a lo largo de casi 600 páginas o si más bien convenía ir a la presentación en mi rol de fósil intelectual viviente. Opté por esto último sin tener muy claro qué se esperaba de mí. Haría entonces lo que hago con cualquier otro libro: tomarlo mortalmente en serio, traer a la luz sus ideas principales y sacar mis propias conclusiones.
Y la principal de ellas, debo decirlo, es que algunas formas de feminismo contemporáneo, entre las que he de contar la de Catalina, son una versión de viejos fundamentalismos. Podría uno tomar algunos pasajes del catecismo y del marxismo ortodoxo, sustituir “pecador” o “burgués” por “hombre” y terminaría con una narrativa muy similar a la que encontré en su libro. Centraré la crítica, precisamente, en su versión de feminismo, una entre muchas, aunque aquí yo hable de “feminismo” en términos generales. No es que la versión de Catalina me parezca llena de errores o que no vea valor en las luchas de las mujeres; ese enorme conjunto de ideas plasmadas en su libro tomó doce años en concebirse y ponerse sobre el papel, y compone un manual completo que explica desde cómo una feminista debe entender la masculinidad hasta cómo usar el baño y tener sexo. Más que los detalles de sus ideas centrales, objeto la forma radical de concebir esa lucha, la manera en que sus ideas implican una nueva y peculiar discriminación.
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Ha colaborado con medios como SoHo, Carrusel, Bacánika y Arcadia. En 2018 publicó su último libro, "La vida erótica de los filósofos", bajo el sello Libros Malpensante.
Agosto 2019
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