Entrevistas
Hoy es casi un insulto hueco, un dardo que se tira indiscriminadamente a lado y lado, desde la prensa y los atriles. ¿Qué caracteriza realmente a esta manera de hacer política?
Ilustración de Luis Pinto.
Alan Knight es una figura difícil de clasificar. Formado en los años sesenta en la emblemática escuela marxista británica de Eric Hobsbawm y E. P. Thompson, decidió dedicarse al estudio de América Latina, campo poco considerado en los enfoques historiográficos de vanguardia de la segunda mitad del siglo XX. Llevó así la “historia desde abajo” a una región cuya trayectoria tenía mucho que aportar a la comprensión del papel de los diversos grupos sociales en los procesos históricos. La originalidad de Knight se expresa también en la dificultad para ubicarlo historiográficamente. Cercano a los análisis estadísticos, pero crítico de los economistas; reconoce el valor de la narrativa, pero también la necesidad de esquemas analíticos que ordenen la complejidad de los hechos históricos; escéptico de las grandes teorías, pero consciente del valor de los conceptos para comprender el pasado.
En cualquier caso, la dificultad para etiquetarlo no implica indefiniciones. Alan Knight es, ante todo, historiador de vocación, convencido de la importancia de la disciplina histórica; no porque esta nos dé lecciones, sino porque nos ayuda a entender nuestro presente y, algo quizá más importante, a desenmascarar a aquellos que instrumentalizan el pasado en favor de sus propias agendas.
¿Es el “populismo” una categoría adecuada para entender lo que ocurre hoy día en lugares tan distintos como Estados Unidos, Brasil o Hungría?
Creo que sí. El término está muy de moda en los medios, pero, aunque se utilice de manera vaga y polémica, el uso cotidiano sugiere que algo está pasando. Creo que la investigación académica (política, histórica, sociológica) confirma que es un concepto útil y necesario. Es decir, tratar de eliminar el término –como han propuesto algunos investigadores– significaría perder una herramienta de análisis político de cierto valor. Pero ojo: hay que definirlo con claridad y utilizarlo cuidadosamente. No es un passe-partout analítico, y generalmente hay que acompañarlo con otros conceptos, a veces de mayor importancia.
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Licenciada y magíster en historia de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Actualmente se desempeña como investigadora del Instituto de Estudios de la Sociedad (IES).
Noviembre 2019
Edición No.213
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