Artículo
Para esta escritora, en la que convergen etnias, vestir es un lenguaje palpable con las yemas de los dedos. De ello dan cuenta las vidas de seis mujeres descendientes del mismo linaje arhuaco, cuyas prendas de vestir hablan con elocuencia sobre la forma en que cada una ayuda a robustecer el tejido social de su comunidad.
Pinturas de Bejay Uaman Jamioy
Los wintukwas –uno de los cuatro pueblos indígenas de la Sierra Nevada de Santa Marta– concebimos nuestro territorio como el corazón del planeta; un corazón que va desde la mar, gran madre que hila, gesta y estructura los pensamientos, hasta los picos nevados, padres que tejen esos pensamientos para vestirlos durante las diferentes etapas de nuestra vida. Cada uno de los seres de mi pueblo cumple una misión propia, influenciada por las siete generaciones que nos antecedieron. En el caso de las mujeres, esta influencia proviene de las castas o linajes maternos; en el caso de los hombres, viene por línea paterna. Esos linajes hacen parte del ordenamiento que establece la ley de origen o ley natural.
La construcción de lenguajes desde el vestido evidencia la forma de pensar y entender el mundo como práctica social adscrita a una identidad cultural. Las Gümüketana, mi linaje materno, me han heredado un territorio, una misión y un idioma de mujer iku (arhuaca). A continuación comparto la urdimbre de diversas memorias y la manera en que las interpreto para entender las responsabilidades de mi casta. Pretendo encontrar el sentido de los diversos espacios que han ocupado las mujeres Gümüketana y el lenguaje de la ropa que utilizan para cumplir con la misión que les fue asignada.
Mi abuela María Auxiliadora Torres-Aty Seykwinduwa tuvo seis hijas: Alcira-Arunmaya, Luz Elena-Gumnabia, Aurora-Arun Aty, Ibeth-Bunkwaneywia, Blacina-Aty Sereiwia y Belkis-Aty Seykwinduwa.
Cada una de ellas ha construido una identidad desde su misión, en distintos campos profesionales y personales, partiendo de la interacción con seres de diferentes pueblos, territorios y concepciones de vida (quizás es también eso lo que me anima a escribir estas líneas e influye en la misión que me corresponde). Contemplar a mis tías es entender cómo se da la cimentación de un sentido propio desde una historia colectiva, en nuestro caso la lucha de los pueblos indígenas. Observar a mis tías también es acoger el mensaje de un país rico por su diversidad. Hoy mis tías cargan consigo los colores, fru...
El contenido de esta sección está disponible solo para suscriptores
Mujer iku, kamëntsá y colombiana. Vivió hasta la adolescencia en Simunurwa, una de las muchas parcialidades del territorio indígena iku en la Sierra Nevada de Santa Marta. Estudia lingüística en la Universidad Nacional de Colombia. Es acordeonera y cantante de vallenatos clásicos en lengua ikun y música tradicional indígena. Ha participado en eventos musicales y literarios en Viena, París y Bogotá.
Abril 2020
Edición No.217
Publicado en la edición
No. 204De los mejores de la literatura rusa. (Cuento no incluido en la edición impresa) [...]
Publicado en la edición
No. 210En otras latitudes, una observadora privilegiada, metida de lleno en el mundo de los fogones y los diarios, hace un análisis de cómo los chefs pasaron de cocinar platillos a preparar dis [...]