Aimé Bonpland
El yerbatero platanizado que murió dos veces
Existe una idea según la cual los naturalistas de antaño, lejos de tener una vida apacible, dedicada a la contemplación y a la ciencia, se embarcaban en hazañas de la más sorprendente naturaleza. Con episodios de secuestro, cárcel, desamores y progenie, el paso de este célebre francés por la América del siglo XIX confirma la teoría.
POR Guillermo Angulo
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ACERCA DEL AUTOR
![Guillermo Angulo](/sites/default/files/images/autores/5416_angulo_guillermo.jpg)
Fue director del periódico Ciudad Viva y actualmente regenta la Orquidiócesis de Tegualda.