Lecturas ilustradas

Manuele Fior ha sido arquitecto, ilustrador y autor de cómics. Sin embargo, al ver su trabajo lo primero que viene a la mente es la pintura tradicional. Así lucen las piezas de esta selección, inspiradas en la literatura. Este recorrido a través de sus lecturas ilustradas abre una ventana al trabajo del artista italiano, que visitó Colombia como invitado al Festival Entreviñetas 2014.

POR Manuele Fior

Enero 27 2021

 

Nací en Cesena, al norte de Italia, en 1975. Crecí en medio de una familia poco cercana al arte: mi padre era piloto de la Fuerza Aérea y mi madre aún trabaja como profesora. Quizá por su influencia nunca estudié arte ni diseño, me gradué como arquitecto en Venecia y esa profesión me sacó de Italia en 1998. Viví primero en Berlín, donde trabajé en la reconstrucción del centro de la ciudad casi una década después de la caída del Muro; también pasé una temporada en Egipto, donde participé en proyectos de restauración de arquitectura islámica; viví en Noruega, y ahora en Francia, donde me alejé definitivamente de la arquitectura y decidí dedicarme de lleno al cómic y a la ilustración.

Más que un ilustrador, me considero un autor de cómics, un novelista gráfico. Sin embargo, mis trabajos no tienen la línea típica del cómic, sino que parecen estar más cerca de la pintura. Al mirar mi novela gráfica Cinco mil kilómetros por segundo, es claro que comienzo a trabajar con colores y no con lápices. Se trata, además, de color en forma análoga. La mayoría de las veces uso acuarelas o gouache, y en caso de contar con más tiempo para el secado uso óleos; la velocidad del cómic no lo permite pero sí algunas ilustraciones.

Me siento muy cerca de los pintores italianos del siglo XX, al igual que del expresionismo alemán. La obra de Felice Casorati tiene algunas similitudes con lo que hago, en particular su representación plana del cuerpo humano. A través de Casorati también me han llegado influencias como Matisse, Klimt, Schiele o Lyonel Feininger. Este último es quizá uno de los primeros autores de historietas, con quien además comparto el hecho de estar entre la pintura y el cómic.

Trabajar ilustraciones con la literatura como materia prima ha sido una experiencia muy especial. El primer proyecto que hice en esta línea fue una serie de ilustraciones junto Alessandro Baricco, por encargo de La Repubblica. El periódico pidió al escritor que escogiera cincuenta libros de su biblioteca y que escribiera acerca de ellos; a mí me correspondía ilustrar esas piezas. Al trabajar con un periódico, los tiempos de entrega suelen ser muy ajustados como para lograr una ilustración suficientemente elaborada, mucho más con las técnicas que suelo trabajar. Así que era imposible alcanzar a leer todos los libros a medida que iba ilustrando. A veces se trataba de obras que ya había leído, pero en los demás casos Baricco me llamaba por teléfono y, con su gran talento de gran narrador, me contaba todo sobre aquellos libros. Tenía plena libertad sobre las escenas y personajes que quería mostrar. El resultado era una suerte de impresión de un libro que yo no había leído, pero que llegaba a mí a través de la sensibilidad literaria de un gran escritor como Baricco.

El segundo proyecto literario, en el cual trabajo actualmente, está relacionado con poesía: semanalmente ilustro críticas de poemas firmadas por escritores italianos. Trabajar con poesía es totalmente distinto: con solo leer un poema puedes ver la ilustración completa en un segundo. Es una impresión inmediata, tanto en la lectura del poema como en la ilustración, y esa impresión se graba en la memoria por largo tiempo, creando una especie de círculo. Se trata de un círculo similar al de la música cuando el ritmo y las rimas se envuelven en tu mente como algo inseparable.

Leo el poema y pienso en una imagen que sale de esas palabras. Vuelvo a leer el poema y ahora su significado parece haber cambiado a causa de la imagen. Es el caso de la ilustración que ocupa la portada de esta revista; está basada en un poema de William Butler Yeats, titulado “Meditaciones en tiempos de la guerra civil”. Los versos contienen imágenes de calles en llamas y de abejas construyendo sus colmenas entre la podredumbre o entre las paredes carbonizadas de una casa. A veces esas imágenes pueden ser enigmáticas, pero otras son claras, inmediatas, imposibles de olvidar; intento que mis ilustraciones logren el mismo efecto.


ACERCA DEL AUTOR


Manuele Fior

Ha publicado las novelas gráficas Cinco mil kilómetros por segundo y Mademoiselle Ellse.