“La música es como un buen virus”: David Greilsammer

Una charla con el nuevo director titular de la Orquesta Filarmónica de Medellín.

 

Entrevista realizada por: Simón Uprimny Añez y Gelber Santiago Morán.

POR El Malpensante

Agosto 28 2022
David Greilsammer

David Greilsammer ©️ Yannick Perrin

Hace solo un par de semanas, la Orquesta Filarmónica de Medellín (Filarmed) concluyó un largo proceso que había iniciado años atrás para escoger un nuevo director titular. El elegido fue el israelí David Greilsammer, reconocido por muchos críticos como uno de los artistas clásicos más audaces de la escena actual internacional y quien dirigirá Filarmed durante los próximos cuatro años. El Malpensante charló con él sobre sus más que ambiciosos proyectos con la orquesta, su forma de entender la música como un motor de transformación social, su amor incondicional por Mozart y la omnipresencia de la música en la vida cotidiana en Colombia, entre otras cosas.

 

El Malpensante: Acaba de iniciar una nueva etapa de su vida como director titular de la Orquesta Filarmónica de Medellín. ¿Cómo llegó a este nuevo desafío?

David Greilsammer: Hace tres años, justo antes de la pandemia, la Filarmónica de Medellín me llamó para dirigir un concierto como invitado. Era la primera vez que trabajaba con la orquesta. Después de la semana que pasé con ella y del concierto, sentí que había una conexión muy fuerte con los músicos y con los espacios. No conocía Medellín y no sabía qué esperar de la ciudad, pero me encantó. Me di cuenta de que es un lugar increíble con una orquesta fantástica, muy innovadora y joven. Y pensé: espero que algún día vuelva para otro concierto. Luego me contactaron desde la orquesta y me dijeron que estaban iniciando un proceso muy largo de selección de un nuevo director titular. Respondí que quería aplicar porque estaba muy interesado. Así empezó ese proceso, que se extendió aún más debido a la pandemia y a que no pudimos viajar por mucho tiempo. Después hubo una ronda final con tres directores en la que cada uno tenía que venir por un mes a Medellín a conducir muchos programas diferentes con distintos estilos de música de distintos tipos de compositores. Eso fue el verano pasado. Al final hubo una votación y decidieron elegirme. Por supuesto, estaba muy feliz. Así comencé este trabajo oficialmente hace dos semanas y ya tuvimos dos conciertos.

El Malpensante: ¿Cómo han sido estas dos semanas?

David Greilsammer: Han sido increíbles. Estoy muy feliz: ahora soy oficialmente el nuevo director de la orquesta. Puedo comenzar a realizar un trabajo muy intenso preparando los conciertos, pero también, más allá de eso, iniciar a crear una nueva visión artística para la orquesta. Esta es la orquesta oficial de la ciudad; jugamos un papel muy importante como líderes culturales en Medellín, que es una ciudad muy grande. Por lo tanto, siento que tengo una gran responsabilidad. Esta es una nueva parte de mi vida artística y realmente quiero que los próximos años sean muy exitosos. Mi objetivo es que Filarmed se convierta en una de las mejores orquestas de América Latina. Ya es una excelente orquesta, pero me gustaría llevarla al siguiente nivel. También en el campo de la innovación. Tengo muchas ganas de iniciar nuevos proyectos, nuevas formas de pensar la música. Por ejemplo, creo que una de nuestras mayores misiones debe ser atraer a más gente joven a la sala de conciertos porque existe esa sensación de que es un espacio muy elitista, solo para gente rica. Muchas personas quisieran descubrir la música clásica, pero tienen miedo porque no está al alcance de ellas, no es accesible. Y esto para mí es fundamental: demostrar que la música clásica es para todos. Podemos hacer cosas como ofrecer boletas a precios asequibles, o incluso tocar muchos conciertos gratuitos para la gente. Y también acercarnos a otros estilos de música, como el jazz, el funk, el blues, el rap, el tango o la música latinoamericana. De esta manera creo que podemos convertirnos en un referente de la cultura en América Latina.

El Malpensante: Ya que toca este tema, a lo largo de su carrera usted ha siempre enfatizado en que la música puede ser un factor clave de transformación social. ¿Por qué lo dice? 

David Greilsammer: Creo que la música tiene mucho más poder del que imaginamos. Si lo piensas, la música es una de las únicas disciplinas artísticas con las que puedes conectarte inmediatamente. No es como en el teatro, o cuando oyes una canción, que necesitas entender el idioma. Hay una barrera, una distancia. Con las artes visuales necesitas un lugar para verlas. Tienes que ir a un museo (claro, ahora puedes hacerlo virtualmente, pero de todas maneras siempre estás relacionándote con un objeto). Con la música es diferente, está abierta para todos. Puedes escucharla en tu teléfono o en la calle. Está en todas partes. Y es por eso que puede jugar un papel tan importante en la transformación social. La música forma parte de nuestra vida todos los días. Ni siquiera pensamos en ello, pero nos despertamos por la mañana y escuchamos música, vamos a tomar una copa por la noche y en el bar suena música, prendemos la televisión y, nuevamente, música. Creo que es parte de nuestro cuerpo. Con otras disciplinas del arte es más complicado. Por eso debemos aprovechar la capacidad expansiva de la música y dejar de tocarla solo en imponentes salas de conciertos: tiene que ser como el lenguaje. Así, por ejemplo, puede convertirse en una forma de llevar nuevas actividades para los niños de los barrios más pobres. O puede ser una forma de alcanzar la paz entre diferentes tipos de comunidades o regiones. La música es un medio de entender que la vida se trata de unir a las personas. También he visto muchos casos en que tocar un instrumento puede cambiarle la vida a la gente. Porque te permite expresarte de una nueva forma. Tal vez a algunas personas no les resulte fácil expresarse con palabras. Otras no se sienten cómodas con su cuerpo, con los deportes. Pero con la música, sea cual sea tu situación, si eres pobre o rico, si fuiste a la universidad o no, tienes una manera de expresarte. O simplemente, ya sabes, si tienes muchos problemas en tu vida, a veces simplemente tener una noche en la que puedas sentarte y escuchar música hermosa puede hacerte sentir mejor contigo mismo. Y el día siguiente es un día mejor. Así que se trata de cosas pequeñas, pero también de cosas grandes. Además, creo que especialmente en Colombia la música está en todas partes. En muchos países esto no es así: para oír música, vas a una sala de conciertos o la escuchas en televisión. En Colombia es realmente increíble. Caminas por las calles y en una esquina escuchas reguetón, luego, al otro lado, pop, y un poco más allá, salsa. Y quizás alguien en su carro esté escuchando música clásica. Está todo mezclado. Es algo muy especial.

Y hay algo más: una orquesta es una comunidad. Son cien personas tocando juntas. Es un muy buen símbolo de transformación social porque tienes todos los diferentes instrumentos tratando de sonar como una única entidad. Me parece que, si logramos mirar a la orquesta y entenderla como una herramienta de transformación social, muchas cosas pueden cambiar rápidamente. Ojalá Filarmed pueda ser un líder –ya lo es, pero puede serlo aún más– que siga tocando en pueblos pequeños en donde no llega la música clásica y que anime a los jóvenes a tomar clases de música.

 

Orquesta Filarmónica de Medellín

David Greilsammer dirigiendo uno de sus primeros conciertos con Filarmed. ©️ Corporación Orquesta Filarmónica de Medellín (Filarmed)

 

El Malpensante: Hablemos ahora un poco de usted como músico. Ya ha mencionado en esta entrevista que uno de los aspectos que más le gustaba de Filarmed antes de convertirse en su director titular era que sus integrantes son innovadores y jóvenes. Usted mismo ha sido calificado por muchos críticos como uno de los músicos más audaces y atrevidos de la actualidad en el campo de la música clásica. Sin embargo, la audacia y los riesgos no son probablemente algo que la mayoría de la gente asocie con la música clásica, sino con otros géneros como el pop o el rock. ¿Qué significa ser audaz y atrevido en música clásica?

David Greilsammer: Tienes razón. Desafortunadamente, eso aún no está asociado con la música clásica. Por ejemplo, hay un problema con la imagen muy conservadora que se tiene de una orquesta clásica, porque si ves una foto de cualquier orquesta se ve igual que hace 200 años. Casi no ha habido cambios. Pero, ¿qué podemos hacer? Muchas cosas. En primer lugar, salirnos de la música clásica. Podemos tocar muchos otros estilos de música, como jazz, rock o reguetón. Creo que mucha gente no sabe que una orquesta podría tocar en el mismo concierto la Novena Sinfonía de Beethoven en la primera mitad y acompañar a un cantante de reguetón en la segunda. ¿Por qué no? Y en segundo lugar, explorar el diálogo con otras expresiones artísticas. Usualmente asociamos la música clásica con un escenario en el que vemos a los integrantes de una orquesta sentados rígidamente y pasando cada tanto la partitura casi sin moverse. Pero los músicos también pueden improvisar, ser creativos, ponerse de pie y dialogar con otros artistas. Podemos mezclar la música clásica con la danza y tener bailarines al lado de los músicos creando nuevas cosas. Hacer colaboraciones con danza contemporánea y ballet clásico, o ir más allá y hacerlas con hip hop, salsa u otro tipo de bailes más modernos. O montar una obra de teatro en vivo y en directo en la que los músicos sean parte de la obra. Nosotros como músicos tenemos que entender que no podemos quedarnos siempre sentados. Tenemos que levantarnos y ser parte de otros campos del arte. Acercarnos a las artes visuales y a la pintura también. Los músicos deberían ir a esos lugares, a los museos o a las galerías, y crear un diálogo entre la música y las obras de arte. Creo que una gran parte de la clave es colaborar con otras disciplinas. Algunas orquestas ya lo están haciendo, pero podemos hacer mucho más.

Además, uno de los problemas de la música clásica es que tocamos las obras de los mismos compositores desde hace 200 o 300 años. Y, por supuesto, eso es bueno porque son grandes compositores, pero tenemos que hacer algo diferente. Tenemos que trabajar con compositores que estén vivos, compositores de música contemporánea, pero también de otros estilos de música. Con coreógrafos contemporáneos igualmente, no solo con el ballet de hace 150 años. Y una última cosa: la innovación para la música clásica también es hacer que pertenezca a la actualidad. Tenemos que tomar a los grandes del pasado, como a Mozart o Beethoven, y ponerlos en la actualidad. Hacerlos pertenecer a lo que está sucediendo a nuestro alrededor: a nuestras situaciones políticas, a nuestros espacios, a los movimientos sociales más fuertes, como al Me Too, Black Lives Matter o los relacionados con la igualdad de género. La música clásica puede ser parte de ellos. La semana pasada tocamos con Filarmed un programa llamado Azul Profundo [el concierto tuvo lugar el sábado 20 de agosto en el Teatro Metropolitano de Medellín]. Fue mi segundo programa y estuvo dedicado al océano, por eso todos los compositores tenían algo en común con el agua, la naturaleza y las criaturas marinas. Y claro que esto no resuelve todos los problemas, pero al menos demostramos que tenemos una conexión muy fuerte con la naturaleza. Dejamos claro que la música está relacionada con la preservación de nuestro medio ambiente y que podemos hablar de ello. Eso le da conciencia a la gente. Cada pequeña cosa que hacemos con la innovación en la música es también una transformación social. Debemos ser líderes en este campo y, tal vez, dejar un poco atrás el pasado para cambiar a un enfoque más actual.

El Malpensante: Cambiando un poco de tema, uno de los puntos que más lo definen como artista es, definitivamente, su amor por Mozart. Usted ha hecho cosas locas por él. Como en París, en 2008, cuando realizó una verdadera maratón de música del austríaco interpretando todas sus sonatas para piano en un solo día desde las 10 de la mañana hasta las 10 de la noche. Luego, en otra ocasión, tocó y dirigió todos sus 27 conciertos de piano en una temporada. ¿Por qué esa fascinación por Mozart? ¿Qué lo seduce a ese punto de este compositor?

David Greilsammer: Creo que este amor viene de dos cosas. Una es que, cuando yo era un niño pequeño, cuando tenía apenas tres o cuatro años y vivía en Jerusalén, los primeros álbumes que mis padres me pusieron fueron grabaciones de Mozart. Los escuché y pensé: wow, eso es asombroso. Así nació este amor. Luego, muchos años después, comencé a tener la sensación de que su música me hablaba de una manera en la que otros compositores no lo hacían. Por supuesto, amo a Beethoven y a Brahms y a Schumann y a Prokofiev. Pero con Mozart mi sensación es que es mi amigo. Es como cuando tienes amigos imaginarios. O como cuando algunas personas nunca conocieron a alguien de su familia porque murió antes de que nacieran –un abuelo, un bisabuelo o un tío­­–, pero sienten que esa persona está ahí, sienten su presencia. Como si siempre las estuviera cuidando. Sé que es un poco surrealista, pero cuando toco la música de Mozart, siento que él está ahí conmigo y que tenemos esta conexión especial. Y es, además, un tipo de música cuya simplicidad me encanta. Algunos compositores son geniales pero muy complicados. Beethoven es un buen ejemplo: es muy grande, universal, enorme; con Mozart es diferente: es algo muy íntimo, siempre muy emotivo pero muy sencillo. Me encanta esa simplicidad y que puedas tener una pequeña conversación con su música. Para mí, es como si tuvieras una cosita que te gusta en tu bolsillo y que siempre estuviera ahí contigo acompañándote. Cada vez que toco su música tengo esa misma sensación. Por eso, durante muchos años he estado haciendo proyectos y grabaciones de Mozart, y seguro que también verán mucho de él en Colombia.

 

David Greilsammer

David Greilsammer ©️ Yannick Perrin

 

El Malpensante: Una última pregunta para cerrar la charla. En El Malpensante nos encantan los aforismos. Jorge Luis Borges dijo una vez: “Gracias por la música, misteriosa forma del tiempo”. Nos gustaría que comente esta frase: ¿a qué cree que se refiere Borges?

David Greilsammer: En primer lugar, amo a Borges. Es uno de mis escritores favoritos. Sus libros me han inspirado mucho. Y en este caso, creo que tiene toda la razón. Hay una relación con lo que decía al principio: esa forma que la música tiene de penetrar en tu cuerpo incluso sin que te des cuenta. Esto quizás no existe en otras formas de arte. Es misterioso...  La música está en todas partes. Es como un virus, pero un virus bueno, claro. Está dentro de ti. Y eso hace que, en ocasiones, mientras duermes, escuches música. Así es como ciertos compositores han escrito algunas de las mejores piezas de la historia: soñando en la noche y despertándose por la mañana con una nueva pieza en la mente. La música no es solo sonido y una orquesta en el escenario. Es un tipo de arte misterioso que está todo el tiempo en nuestros cuerpos. Y si reconocemos esto y lo entendemos, puede convertirse en un lenguaje para cada uno de nosotros. Suena a lugar común, lo sé, pero siempre digo que si la música pudiera estar más presente en nuestras vidas, habría menos conflictos en el mundo. Si la gente se acercara más a la música, estoy convencido de que sería más tranquila, menos violenta. Por ejemplo, si manejas y escuchas buena música mientras lo haces, probablemente no vas a pelear con los otros conductores. Te puede hacer una mejor persona. La música puede resolver muchos problemas. Para mí, esta frase de Borges significa eso. La música está a nuestro alrededor y tenemos que llevarla con nosotros, darle una parte aún más importante en nuestras vidas.

 

28-08-2022

 

 

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