Novias literarias

Quien haya visitado una iglesia, una notaría o una playa para dar el: “sí, acepto” puede dar fe de que  el vestido es una de las piezas claves en ese momento culmen del amor romántico. Aquí un ejercicio especulativo, una ficción de la ficción que,  de la mano de cuatro diseñadores colombianos, lleva al altar a cuatro grandes personajes femeninos del mundo de la literatura.

 

POR María José Montoya

Noviembre 12 2021
Fotografía de Elizabeth Palomino

Fotografía de Elizabeth Palomino

 

1. Medea

La primera, primerísima, de esta lista. Tomamos el personaje de la tragedia homónima de Eurípides (c. 431 a. de C.).

Medea

Fotografía de Elizabeth Palomino y vestido de Jorge Duque

 

Entre las novias de la Grecia Clásica, este es un personaje portentoso y contradictorio. Medea es la novia que lo da todo y que todo lo quita.

Celosa, territorial, orgullosa, en la urdimbre de su romance se entrega por completo a Jasón, de quien está irremediablemente prendada: pone sus artificios al servicio de este amor y consigue que su amante triunfe en las pruebas que adelanta con los argonautas. En el trance, Medea pierde familia y patria, pero se aferra a su enamorado. Exiliados en Corinto, las cosas cambian. Jasón, que sin estar del todo enamorado se ha casado con Medea, ya madre de sus dos hijos, acepta desposarse con la hija del rey local para acceder a la corte. Víctima de semejante humillación, Medea urde una venganza tan terrible que implica el asesinato del rey y de la princesa –nueva consorte de Jasón–. Remata asesinando a sus dos hijos en una escena de insufrible dolor. Esta novia es el depósito y el vehículo de las pasiones en todos sus excesos. Encara con idéntico furor el destino ineludible, típico del contexto griego, cuando el amor triunfa y cuando fracasa.

 

Lorena Ramírez Hoyos (Bogotá, 1992)

Esta diseñadora industrial va como volador sin palo en una carrera muy interesante por los caminos de la tecnología. En los seis años que han transcurrido desde que terminó la universidad, se convirtió en consultora para el desarrollo de experiencias digitales y el diseño de productos cuyas aplicaciones conectan necesidades y servicios. Su carrera le ha permitido descubrir el impacto social que se puede generar con aplicaciones web, por ejemplo, propiciando empleos para los llamados “blue color jobs” en Nueva York, y, más recientemente, ofreciendo herramientas para agilizar el desarrollo de tareas del personal médico en Estados Unidos.

 

2. Orlando

De la novela homónima de Virginia Woolf (1928).

Fotografía de Elizabeth Palomino

Fotografía de Elizabeth Palomino y vestido de Olga Piedrahita

 

En esta ficción libre, escrita con ropaje biográfico, Orlando vive trescientos años largos y a medio camino se convierte en mujer, sin perder su “conciencia” masculina original. Esta larga temporalidad y el giro singular sobre el cuerpo de Orlando le permiten a Woolf explorar el personaje: un exitoso autor entre las épocas isabelina y victoriana, quien, tras despertar en un cuerpo femenino, se siente perdido en su paso del siglo xviii al xix. Durante este tránsito se ve impedido de hacer cualquier cosa, a menos de que se ate a un hombre.

La historia de Orlando tiene dos romances: en el primero, es todo hombre y se enamora de la princesa rusa Marusha Stanilovska Dagmar Natasha Iliana Romanovitch, “Sasha” para los amigos. Tras un apasionado romance la princesa parte a Rusia y le rompe el corazón a Orlando. Su segundo romance nos plantea a la novia Orlando de esta sesión fotográfica: desubicada en medio del machismo del siglo xix inglés –que anda ya a la velocidad del tren en plena Revolución Industrial–, Orlando encuentra a su esposo, el viajero librepensador Esquire Marmaduke Bonthrop Shelmerdine, en quien encuentra un par: un individuo y no un sujeto subordinado a su sexo. Orlando es una novia que celebra el triunfo de la equidad más allá del cuerpo.

 

María José Arjona  (Bogotá, 1973)

En la adolescencia, esta creadora se enamoró de la danza contemporánea. Tras sumergirse en estudios de artes plásticas, descubrió su pasión por poner en escena el cuerpo para explorarlo como materia expresiva y de cuestionamiento social. Su performance, que involucra distintos recursos documentales, sonoros y visuales, ha dado de qué hablar –y sentir– en los dos hemisferios del planeta. 

 

Fotografía de Elizabeth Palomino

Fotografía de Elizabeth Palomino y vestido de Olga Piedrahita

 

3. Fermina Daza 

De la novela de Gabriel García Márquez, El amor en los tiempos del cólera, 1985.

Fotografía de Elizabeth Palomino

Fotografías de Elizabeth Palomino  y vestido de Johanna Ortiz

 

Esta novia del río Magdalena es altiva y orgullosa, en algún sentido inalcanzable. Tiene un horrible miedo a la soledad y se amolda a las exigencias sociales (¡no por otra razón pudo soportar las turbulencias de su matrimonio y aprender a amar al doctor Juvenal Urbino durante más de cincuenta años!). Pero, aunque el sentido práctico opera en ella de forma tan cabal y le da un aire de autoridad y elegancia, Fermina también es rebelde y puede caer vencida ante la suavidad del amor. Es novia en dos romances: el del matrimonio arquetípico que sostiene largamente con Urbino, y el casi imposible, que consagra en la vejez con su eterno enamorado, Florentino Ariza.

 

Gloria Saldarriaga (Medellín, 1968)

A través de su carrera como diseñadora gráfica, durante la década de 1990, entró en contacto con el arte: de sus maestros recibió las primeras obras que, dice, tuvo el honor de colgar en casa. A la moda llegó en la misma época; como modelo, viajó por todo el país presentando distintas colecciones. 

 

4. Julieta

De William Shakespeare, en su tragedia Romeo y Julieta (1597), es nuestra última novia literaria.

Fotografía de Elizabeth Palomino

Fotografía de Elizabeth Palomino y vestido de Diego Guarnizo

 

Julieta Capuleto es la única hija y heredera de una de las grandes casas de Verona. Se trata de una jovencita (en la obra de Shakespeare apenas va cruzando los catorce años) que perseguirá a su amor, no solo esquivando las presiones de sus padres, quienes han pactado ya su matrimonio, sino en franca contradicción con el mundo social de su familia, pues se enamora –precisamente– de Romeo Montesco, hijo único de la casa archienemiga de los Capuleto.

Julieta encarna un amor joven y arriesgado, construido sobre la complicidad. Es una novia adolescente: en conflicto tormentoso con su madre, que los cuidados de su nodriza compensan, y en abierta rebeldía ante su padre, a cuyos deseos no se plegará. Julieta tiene el arrojo –y acaso también la ingenuidad– de casarse a escondidas con Romeo, y accede al riesgoso plan de tomar una poción para simular su muerte mientras lo espera en una tumba. El destino hace lo demás y los trágicos eventos llevan a ambos enamorados al sepulcro.

 

Ana Beliza Mercado (Montería, 1996)

Esta diseñadora y comunicadora de moda se enamoró de las piezas del diseño colombiano siendo niña, cuando ayudaba a su madre en la tienda que tenían en Montería. Mercado es una apasionada de la creatividad y de compartir con simplicidad elaboraciones complejas. A ello dedica su proyecto, el blog That Latin Gal, que explora el escenario del diseño latinoamericano, pues la moda, según afirma, nos permite a todos contar grandes historias: es el resultado de la apropiación que hacemos como habitantes del mundo cuando la vida, los espacios, las circunstancias, atraviesan el filtro personal de nuestra creatividad.

 

ACERCA DEL AUTOR


Es asistente del estudio de nuestro director, Andrés Hoyos, en Palos Rojos. Literata y doctora en historia, “Jota” traduce, investiga, redacta, escribe, edita y a veces sirve el café. Colabora con el equipo de Lugar Común en la selección y edición de textos.